martes, 7 de febrero de 2012

LOS COLORES LITURGICOS


¿Qué significan y cómo se usan los Colores en la Liturgia?


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En nuestros ritos, todo tiene un significado.

Antes del siglo XII no había reglas universales sobre el color de los vestidos litúrgicos a lo largo de los tiempos del año litúrgico. Parece que había una regla general, todavía ahora seguida en las Iglesias del Oriente: que las fiestas más solemnes piden colores más claros y que las celebraciones penitenciales o más sombrías piden colores más oscuros.

 

En los comienzos del siglo XII, los Cánones Agustinianos de Jerusalén prescribían un esquema que luego fue modificado, simplificado e incorporado al Misal romano de 1570. Ese esquema inicial proponía asociaciones que hoy podrían parecer curiosas, como el uso del negro en Navidad y en las fiestas de María, y el uso del azul en la Epifanía o en la Ascensión. La tercera edición del Misal romano. (2002), dice, ante todo, que "la diversidad de colores en las vestiduras sagradas tiene como fin expresar con más eficacia, aun exteriormente, tanto las características de los misterios de la fe que se celebran como el sentido progresivo de la vida cristiana a lo largo del año litúrgico"


 Una común interpretación de los colores principales es esta:

 

* El blanco nos recuerda la pureza, la alegría, la vida y la luz, y por eso es usado durante Navidad y Pascua, en las fiestas de Cristo, María y los santos no mártires, en bautizos, bodas y, en los Estados Unidos, los funerales;

 

* El rojo se asocia con el fuego y la sangre: y por eso se usa en Pentecostés y otras misas del Espíritu Santo, en fiestas asociadas con la pasión, Cristo, en las de mártires y para la confirmación;

 

* El verde nos recuerda el crecimiento, la vida latente y la esperanza: se ti; en el Tiempo Ordinario;

 

* el morado se asocia con la penitencia y la tristeza, y por eso se usa para los tiempos de Adviento y Cuaresma, y para los funerales.

 

Otros dos colores pueden usarse si parece conveniente: el negro, asociad con el duelo, para las Misas de difuntos , Y el rosa, un matiz más claro del morado, que señalan los domingos que están en medio del Adviento (domingo tercero) y de la Cuaresma (en cuarto). También aquí, "donde sea Antes del siglo XII no había reglas universales sobre el color de los vestidos tradicional" 

 

En la Iglesia romana, el azul no ha sido nunca universalmente usado como color litúrgico, aunque en el siglo XIX fue permitido por indulto en España y en los territorios misioneros hispánicos (como México y California) para la fiesta de la Inmaculada Concepción. La asociación del azul con la Virgen es relativamente reciente, porque los más antiguos iconos orientales pintan a la Madre de Dios con un manto rojo oscuro o granate.

 

En otras Iglesias que han seguido antiguas tradiciones, se usan otros colores: por ejemplo, en algunos lugares de Francia se usa el gris durante gran parte de la Cuaresma.

 

El libro litúrgico luterano, de 1978, fue uno de los primeros libros litúrgicos modernos en prescribir el uso del azul para el Adviento, citando precedentes en Suecia y el rito mozárabe de Toledo, en España.

 

Actualmente, el color para el Adviento sigue siendo el morado. Con todo, varios autores han señalado con razón que no parece muy apropiado para el Adviento, preparación a la Navidad, usar el mismo color de los vestidos que durante la Cuaresma, el tiempo penitencial que prepara la Pascua. Varios sugieren usar diferentes matices de morado o púrpura para el Adviento y para la Cuaresma. Por ejemplo, usar color púrpura más oscuro en Adviento, recordando la oscuridad de la noche o los azules oscuros del paisaje después del ocaso, y unos morados más rojizos en Cuaresma, aludiendo al rojo del domingo de Ramos y del Viernes Santo.

 

La última edición del Misal añade dos aspectos interesantes: que "en los días más solemnes pueden emplearse vestidos sagrados festivos o más nobles, aunque no correspondan al color del día", y que "por lo que respecta a los colores litúrgicos, las Conferencias de los Obispos pueden estudiar y proponer a la Sede Apostólica las adaptaciones que respondan mejor a las necesidades y modos de ser de los pueblos" 

 

El color de los vestidos es una manera de señalar el cambio de los tiempos litúrgicos y su espíritu. También podría usarse ese color de otros modos en el espacio celebrativo. En un tiempo, el Misal romano mandaba que los altares estuvieran completamente cubiertos con un paño (el "antipendio" o frontal) del color litúrgico del día. Sobre este paño se colocaban los tres manteles blancos de altar. También se mandaba que el paño que cubría el sagrario hiciera juego con el color del día.

 

Tales detalles ya no se prescriben en los libros litúrgicos, pero el principio subyacente sigue siendo válido. Los diferentes colores nos afectan de manera diferente. Usar el color del tiempo litúrgico o de la fiesta, no sólo para los vestidos del sacerdote, sino también para algo más, puede ayudar a subrayar el tono y la atmósfera de nuestra celebración.

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